La aventura de Harriet by Jana Westwood

La aventura de Harriet by Jana Westwood

autor:Jana Westwood [Westwood, Jana]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2022-11-24T00:00:00+00:00


Capítulo 15

Después de aquella incalificable charla el capitán hizo que sacasen sus cosas del camarote y las llevasen al de Dougal, cosa que al escocés no le hizo ni pizca de gracia. Insistió en que moviesen los mamparos para ampliar su espacio, pero Bluejacket se negó, aduciendo que no daría más trabajo a la tripulación por sus manías, que todavía tenían cosas que reparar después del enfrentamiento con el barco francés. Harriet no protestó, consciente de que de ese modo estaría más segura, tenerlo tan cerca cada noche era un riesgo que no estaba dispuesta a asumir. Y es que, a pesar de su determinación, seguía sintiendo la misma atracción por él y solía recrear el momento del beso una y otra vez en su cabeza. De nada le servía repetirse que él no la amaba, que para él sería una más y, además, estaba lo del embarazo. Pero a pesar de todo su corazón seguía acelerándose cuando lo tenía cerca.

La siguiente semana no tuvieron sobresaltos de ningún tipo, avistaron un barco con bandera española, pero no se acercó y pudieron mantener el rumbo sin peligro. No querían más sorpresas.

—Tómate toda la sopa, Stuart —⁠le advirtió con las manos en la cintura⁠—. Tienes que recuperarte para poder probar la muleta que te ha hecho Finley.

El joven bajó la cabeza fijando la mirada en el cuenco que sostenía. Harriet comprendió su turbación y se sentó a su lado.

—Sé que es duro, pero la vida es incierta para todos, nunca sabes lo que te deparará el destino.

—Mi destino es muy negro, señorita Harriet.

—No estás solo. Aquí hay mucha gente que te aprecia.

—Lo sé.

—Tendrás que aprender a hacer las cosas de otra manera, pero no vas a amilanarte. Vi cómo luchabas, eres un gran pirata. Seguro que se escribirán historias en tu nombre.

El joven no pudo evitar una sonrisa.

—Me pondré una pata de palo.

—Creo que Finley ya está trabajando en algo de eso. —⁠Sonrió.

—El doctor Adams murió. Eso es peor.

—Mucho peor.

—Yo lo vi, ¿sabe? Trataba de llevarse a Joe y los alcanzó una bala de cañón de lleno. Los hizo pedazos.

—Lo sé.

—Somos tan frágiles, señorita. Nos pensamos que somos fuertes, pero en realidad… Usted fue muy valiente. —⁠Hubo un murmullo en la enfermería, los otros heridos corroboraron sus palabras.

—Disparaba una flecha tras otra sin fallar —⁠dijo Alfie, que se recuperaba de las heridas que le habían infligido con un sable⁠—. Los franceses disparaban sus cañones, pero ella no se inmutaba, siguió disparando hasta que se quedó sin flechas.

—Y luego con ese palo —dijo otro marinero⁠—. Desarmó al franchute y lo dejó tirado en el suelo. Si no llega a cogerla el capitán a saber a cuántos más habría derrotado.

—Vosotros también luchasteis con valentía —⁠dijo ella agradecida por su consideración⁠—. No os amilanasteis y estuvisteis allí hasta el final.

Los hombres sonrieron orgullosos.

—Debería ser de los nuestros —⁠dijo Stuart⁠—. Se lo merece tanto como los demás.

—¡Estamos de acuerdo!

—Ojalá Bluejacket pensara lo mismo —⁠dijo ella con pesar.

Marcel la miró con simpatía y la acompañó hasta la puerta.



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